Béznar
Pequeña localidad de 256 habitantes, según padrón de 2018, con 142 varones y 114 mujeres; situada en la falda sur occidental de Sierra Nevada. Está enclavada a una altitud de 669 metros, dista 3 Km de Talará.
Los Peloteos:
El barrio de los Peloteos de 66 habitantes, según padrón de 2018, se construyó a raíz del traslado de las casas del antiguo barrio bajo de Béznar, debido a la proximidad de las aguas del pantano a éste. Son dos largas calles algo inclinadas, enclavadas en el mismo nudo de comunicación donde parten las carreteras de la Alpujarra.
Paisajes:
- La población enclavada en un bosque de naranjos y limoneros con el embalse al fondo, vista desde la carretera nacional.
- El valle encajado del Río Ízbor con la presa del embalse de 100 m. de altura, es de una impresionante belleza.
- El embalse de Béznar al que se accede por el antiguo camino del barrio bajo o por las pistas que lo circundan.
- La estrecha garganta del Barranco de Tablate.
Lugares de Interés
Iglesia de San Antón y Ermitas:
Levantada en el siglo XVI, se construyó entre 1525 y 1530, trabajando en ella el carpintero Juan Fernández y el albañil Juan de Toledo.
Consagrada como Santa María la Mayor , tras la epidemia de mediados del S. XVIII dedicada a San Antón, presentando un exterior muy restaurado, conserva en su interior todos los elementos originarios.
De estilo gótico-mudéjar de tres naves, separadas por arcos ojivales y cubierta en su totalidad por techumbre de madera (la de la nave central, de par y nudullo, ochavada en los lados menores del rectángulo y con seis tirantes transversales. Las tres naves laterales, con alfarjes, inclinados en el mismo sentido en que viene el tejado, a un agua). La iglesia tiene dos accesos: uno a los pies, sobre los que se alza un pequeño coro, con órgano muy deteriorado, y otro en el muro de la nave del Evangelio.
El retablo es obra de ensambladores y tallistas granadinos del S. XVII, que recuerda, aunque de menores proporciones, al de la iglesia de los Santos Justo y Pastor de Granada, por su tabernáculo giratorio y por el mediano tamaño de sus esculturas; igualmente en madera policromada: Un crucifijo en la calle central, sobre el tabernáculo; San Miguel y la Virgen de las Angustias, la Virgen de Gracia y San Antón, en ambas calles laterales.
Puentes de Tablate:
Sobre el barranco del mismo nombre, fue lugar de batalla en la rebelión de los moriscos en el siglo XVI.
Con sus casi cien metros de profundidad, el puente de Tablate ha jugado un papel fundamental en la historia del Valle de Lecrín y de Granada, desde que en el Neolítico llegaron a Andalucía los primeros invasores, al ser paso obligado entre la Costa y el interior. Durante la rebelión de los moriscos en 1.569, fue escenario de una de las más cruentas batallas: el Marqués de Mondéjar había sido enviado con 2.000 infantes y 400 caballos contra los sublevados, y en el puente de Tablate les esperaban atrincherados 3.500 moriscos. Según Pedro Antonio de Alarcón, un franciscano saltó armado con un crucifijo y una espada, y tras él lo hicieron los cristianos, que ganaron la batalla. Alarcón define el lugar como «un ingente castillo de montañas», y Gutiérrez Padial como ‘sueño de pesadilla
En la actualidad, el puente viejo, que aún se conserva como una auténtica reliquia del pasado, es una obra relativamente moderna y tosca, construido casi con toda probabilidad a finales del siglo XVI o principios del XVII. El puente nuevo, por su parte, data del año 1859 y constituyó en su día uno de los elementos fundamentales de la carretera de Granada a la Costa. De bastante más reciente creación es la ermita levantada al otro extremo de este puente en 1957, para honrar a la patrona granadina, la Virgen de las Angustias, a la que nunca faltan en el lugar flores frescas y linternas de aceite encendidas en su honor
Escudo Real:
Data de 1789 y esta situado en el antiguo Ayuntamiento.
El Pantano:
Inicia su construcción en 1977 y se terminará en 1985, se construyó en el lugar denominado «El Salto del Lobo», un lugar donde se encajonaba el río estrechándose hasta tal punto que había unas rocas entre una ladera y otra que se decía las podía saltar un lobo, de ahí su denominación.